En un mundo donde los smartphones con pantallas enormes dominan el mercado, Apple sorprendió al revivir un formato compacto con el iPhone SE (2020). Este dispositivo, que a primera vista parece sacado del pasado, representa un interesante contraste frente a la tendencia actual de móviles con pantallas que superan las 6 pulgadas. Con su panel de 4,7 pulgadas, este modelo parece retomar una era casi extinta, pero ¿realmente tiene sentido su regreso en pleno auge de la tecnología móvil más avanzada?
Un hardware conocido con cerebro moderno
El iPhone SE (2020) incorpora el procesador A13 Bionic, el mismo que alimenta a los modelos de la gama iPhone 11. Esta elección asegura un rendimiento sobresaliente en tareas exigentes, desde videojuegos hasta edición de fotos. Pero fuera de este potente chip, el resto de sus especificaciones no destacan por innovación: cámaras, pantalla y diseño provienen directamente del iPhone 8.
La cámara trasera de 12 MP con apertura f/1.8 ofrece resultados correctos, apoyada por estabilización óptica y la posibilidad de grabar video en 4K a 60 cuadros por segundo. En el frente, una cámara de 7 MP sirve para selfies y videollamadas sin grandes pretensiones. No hay sorpresas ni en la calidad ni en la versatilidad.
La batería no detalla su capacidad oficial, aunque se estima en unos 1.821 mAh, lo que se traduce en una autonomía justa. Cuenta con carga rápida e inalámbrica, pero sin igualar la durabilidad de otros modelos recientes.
Un diseño que desafía las modas
Sujetar el iPhone SE (2020) es como retroceder cinco años en el tiempo. Sus marcos gruesos, el botón físico con Touch ID y su cuerpo compacto evocan una etapa anterior en la evolución de los móviles. Mientras la mayoría de fabricantes apuestan por cámaras incrustadas en la pantalla o mecanismos retráctiles, Apple opta aquí por lo clásico.
Comparado con otros modelos de la propia marca, el SE (2020) resulta significativamente más pequeño y liviano. Pesa 148 gramos y mantiene dimensiones contenidas: 138,4 mm de alto y 67,3 mm de ancho. Aunque esto puede resultar atractivo para quienes valoran la comodidad en la mano, la estética del frontal queda muy por detrás de las tendencias actuales.
¿Tiene sentido en pleno 2024?
Volver a un diseño del pasado podría parecer un retroceso, pero también responde a una demanda concreta: usuarios que extrañan la experiencia de un móvil pequeño, sencillo y ágil. Para ellos, el iPhone SE (2020) puede ser una opción válida, sobre todo considerando su precio más accesible comparado con los modelos insignia de la marca.
Sin embargo, para el resto del mercado, puede quedarse corto. Su diseño y pantalla lucen desfasados, y aunque el procesador es de alta gama, el resto de componentes no acompaña ese nivel. Apple parece haber apostado por una fórmula que mezcla nostalgia con eficiencia, pero sin arriesgarse demasiado.